jueves, 27 de noviembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Quince: Algo que nunca puedo tener.


Tú siempre fuiste el que me enseñó cómo,
Entonces no podía hacer las cosas que puedo hacer ahora
Esta cosa me está destrozando lentamente
Gris sería el color, si tuviera un corazón.
Tú haces que todo se vaya, tú haces que todo se vaya
Sólo me queda una cosa y me estoy empezando a asustar a mí misma
Tú haces que todo se vaya, tú haces que todo se vaya
Sólo quiero algo
Sólo quiero algo que nunca puedo tener.
En este lugar parece semejante pena.
Aunque todo se ve diferente ahora,
Sé que sigue siendo lo mismo.
Y adonde sea que mire tú eres todo lo que veo,
Sólo un maldito recordatorio desapareciendo, de quién solía ser.”
-Something I Can Never Have, Nine Inch Nails. (Flyleaf Version)

El fuego se alzaba hasta las estrellas, sus chispas cayendo como petalos. Zoe estaba sentada en el mismo punto donde había estado desde que perdió la foto, mirando al vacío.
Mirando y mirando y mirando, jugueteando con su anillo.
No era lo mismo. ¿Qué y si olvidaba cómo se veía Bram, o sus padres? Mientras que su hermano había estado ahí la mayor parte de su vida, sus padres no. Ni siquiera sabía qué les habría pasado, cómo habían muerto, nada. Zoe suspiró, estirando los pies hacia el fuego.
Parece que tienes una habilidad como la mía, le había dicho Zhack. Lo que no me explico es la piedra.
Zoe tampoco se lo explicaba.
Tal vez Bram lo hubiera hecho. Tal vez Bram tuviera las respuestas, tal vez Bram hubiera entendido todo.
O tal vez no.
Fuego fuego viene y va,
Fuego fuego quemará
Rayo y trueno golpearán
Hielo y fuego acabarán
Tiembla la tierra, se agita el mar,
Tiembla que todo se va a acabar
Cuervos y cuervos no rían no más
Tiembla que todo se va a acabar
-¿Qué estás cantando?
Zoe alzó la cabeza, interrumpiendo su tarareo desafinado. Zhack la miraba, apoyado de espaldas contra el carro en una posición tan extraña que Zoe ni siquiera hallaba sus brazos.
-Una canción.
Zhack puso los ojos en blanco.
-Psh. Claramente es una canción, pero ¿cuál? Me parece haberla escuchado.
-Es una vieja rima de las Tierras Blancas.-dijo Zoe esta vez.-No creo que la hayas escuchado. Tiembla la tierra, se agita el mar, Tiembla que todo se va a acabar…
-Cuervos y cuervos no rían más, tiembla que todo se va a acabar.-Stan terminó la canción por ella, sentándose de improviso-. Fuego viene y fuego va, hielo que los va a congelar, truena el cielo y cae el rayo, tiembla que todo se va a acabar.
-¿La conoces?-preguntó Zhack, algo desubicado. Frunció el ceño.
-Obviamente, bruto.-Zoe le dio un zape, pero sonreía un poco-. Pero la prohibieron poco antes de…-se cortó-. De Bram.
-¡Quién Bram!-Zhack frunció el ceño, repentinamente enojado.
-Bram Brook, idiota.-respondió Stan-. Su hermano.
Oh.
Zhack presionó los labios y miró a otro lado.
¿Había estado a punto de ponerse… celoso? Frunció el ceño, sintiendo ardor en el rostro.
-Era cantada también en las Tierras Negras, pero Fersmoth la prohibió. Himno de los rebeldes, esperanza de los renegados. Morirían por esa canción.
-¿Porqué? Es sólo eso, una canción.-Zoe se llevó una mano al pecho, donde colgaba el medallón, pero no encontró nada. Su mano cayó sobre sus piernas, perdida.
Stan se abrazó las rodillas, y Zhack logró tragarse la vergüenza y volverlos a mirar.
-Hace casi cincuenta años hubo una rebelión.-dijo-. O eso dicen. Cantaba eso por todos lados, marchando por las calles de las Tierras. Fersmoth los exterminó a todos.-sonrió pícaramente.-O eso dice.
-Un anciano me contó una historia similar.-dijo Zoe, perdiendo su mirada entre las llamas, que se reflejaron en sus ojos-. El viejo Ezra ParaMount, que aseguraba que era verdad. Que fue el inicio del fin de las Tierras Blancas, que los intentos de revolucionarios se fueron a las Tierras de las Sombras.
            Me dijo, bueno, a mí y a Bram, que sólo habían unos cuantos países intactos territorialmente, y sólo uno se conservaba en su estado de desarrollo. Se llamaba México, y estaba en un continente llamado América. El Apocalipsis lo empujó junto a Suramérica, más cerca de nosotros de lo que alguna vez había estado. Y que ese era el objetivo de los rebeldes, ir allá y aprovechar su desarrollo para conseguir vidas propias.-Zoe sonrió, rompiendo el hechizo que la historia había creado-. Y ese lugar se convirtió en las Tierras de las Sombras.
Una daga salió disparada de la mano de Zhack, clavándose en algo, y él se levantó de un salto y corrió a donde sea que hubiese disparado.
-Hay algo ahí.
Un par de ojos, felinos, casi invisibles. Zhack encontró su daga incrustada en la frente de un leopardo de nieve cuyas manchas negras amenazaban con tomar su cuerpo. La daga había destrozado una F grabada en su frente.
Zhack soltó una palabrota.
-¿Qué es eso?-preguntó Zoe, parándose a su lado.
Stan se arrodilló al lado del leopardo muerto y maldijo.
-Un leopardo de nieve, con las manchas demasiado negras.-Zhack arrancó su daga del cráneo del animal, apretándola hasta que sus nudillos se volvieron blancos.-Y mira esa F.

-Fersmoth.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Catorce: Ven lejos al agua.


“Ven lejos pequeña luz ven lejos a la oscuridad
En la sombra de la noche vendremos a buscarte
Ven lejos pequeña luz ven lejos a la oscuridad
A los que estamos programados para verla
Venimos por ti.
Venimos por ti.”
-Come Away to The Water, Maroon 5 ft Rozzi Crane.

Zoe se quedó helada. ¿Porqué había sido tan estúpida? Que la hubieran ayudado a escapar no significaba que pudiera confiar en ellos. Por todo lo que sabía, todo eso podía ser un plan de Fersmoth. ¿Para qué? No sabía.
Qué estúpida.
Todas las personas en las que podía confiar estaban muertas. Todas.
Zoe se dejó caer como aire contra el asiento que había sido la cama de Zhack, llevándose una helada mano a donde su medallón colgaba. Lo aferró con todo lo que tenía en sí.
¿Tendría una manera de defenderse si esos dos la traicionaban?
Stan llevaba su metralleta. Zhack ni siquiera necesitaba un arma. Y ella, ¿qué tenía? La energía y lo que podía hacer con ella, nada más, y eso también ellos lo tenían. Era parte del paquete post-apocalíptico que la radioactividad le había dado a los humanos.
Los dedos le pulsaban, le ardían, mientras respiraba. El aire se sentía caliente en sus pulmones. ¿Tendría una manera de escapar? Nada. Estaba atrapada.
Una tos comenzó a subir por su garganta, y la mano que no aferraba el medallón se pegó a su boca. Cuando la quitó, vio ceniza en su palma.
¿Qué?
Tosió de nuevo.
-Zoe. ¿Estás bien?
-Perfectamente.-tosió ceniza, otra vez.
Zhack se volteó, mirándola con alarma.
-¿Es eso ceniza?-se acercó, invadiendo el perímetro de supervivencia de Zoe.
La chica se disparó hacia atrás, pegándose al asiento.
-¡Aléjate!-chilló.
Él hizo justo lo contrario: saltó el asiento, sentándose junto a ella. Zoe se movió hasta pegarse a la ventana.
-Hey. ¿Qué te pasa?

Zhack se acercó más a ella, y sintió como si se acercara a un incendio. Las chispas que había creído ver en los ojos de Zoe aquella vez en la Sala de Torturas estaban de vuelta en su mirada. Su piel había adquirido un leve tono rojizo, y él tocó su frente.
Apartó su mano con un siseo.
-¡Estás ardiendo! Stan, para el auto.
-¿Qué?
-¡Que lo pares! ¡Saca algo fresco, rápido!
Observó su mano, mientras la respiración de Zoe se agitaba todavía más hasta parecer cortar el aire. La palma de Zhack estaba furiosamente roja, y ampollas se estaban formando.
Zoe tosió ceniza, apretando algo con tal fuerza que pequeños destellos saltaron de su mano. Chilló, horrorizada, y abrió el puño. En él había ceniza.
Nada más.
-¡Mi medallón!-rugió-. ¡¿DÓNDE ESTÁ MI MEDALLÓN?!
Comenzó a buscarlo, frenética, y la ceniza se esparció por todas partes. Los destellos en su piel ahora parecían incrustaciones de alguna roca del color del fuego, y el asiento comenzó a soltar humo.
La puerta detrás de Zoe se abrió y ella cayó en los brazos de Stan.
-¡Ay!-él siseó, y sus ropas cobraron fuego.
Zoe saltó al desértico suelo como una felina, buscando todavía, mientras que Stan se agachaba y rodaba.
-Mi medallón.-la voz de Zoe se quebró, lágrimas de ira evaporándose en su rostro.-Dónde está dónde está dónde está dónde DÓNDE DÓNDE-
-Hey.-Zhack tomó sus manos, mirándola a la cara y tragándose el dolor cuando su piel se quemó al tocarla-. Shh. Está bien. Lo vas a encontrar.
-Calma, calma. Respira. Lo encontraremos.
Algo en la mirada de Zhack pareció calmarla, y las chispas de los ojos de Zoe-que habían crecido como llamas, absorviendo sus pupilas hasta volverlas diminutas-se disminuyeron. Zhack soltó sus manos lentamente, abrazando el dolor de las quemaduras. Se lo merecía, pensaba, después de todo él la torturaba.
A obligandas.
Pero la torturaba.
-¡¿QUÉ DIABLOS FUE ESO?!-rugió Stan, con la camiseta convertida en tiras.
-¡CÁLLATE, STAN! ¡¿DÓNDE DIABLOS ESTÁ LO QUE TE PEDÍ?!-rugió Zhack a su vez. Luego, a Zoe.-Ven, busquemos.
Ambos tantearon el suelo del auto, silenciosos, hasta que la mano de Zhack dio con algo caliente y pegajoso. Se observó la mano.
Oro derretido.

Zoe lo vio. Zoe lo vio, y lo comprendió todo.
Las cenizas.
El calor.
La piedra de fuego oculta bajo el medallón.
Bram dijo que era inofensiva. Que la tenía que ocultar bajo la forma del medallón, porque las cosas bonitas no son permitidas. Se observó las manos. En su piel estaban diminutas esquirlas de fuego, idénticas al patrón que cubría la piedra. Pero la absorbí.
-La foto.-¿era esa su voz? Sonaba tan quebrada-. ¿Dónde está la foto?
Zhack miró a las cenizas, y eso lo dijo todo.
Su respiración comenzó a salir en cortos y rápidos jadeos. Contrólate Zoe contrólate-pero el nudo en su garganta la ahogaba y sus ojos dolían y pulsaban y era lo último que tenía lo último que tenía y lo había perdido y lo había quemado y ahora sólo quedaban cenizas cenizas sólo cenizas-

Zoe Brook se derrumbó en ahogados sollozos frente a Zhack, y su llanto sacudió la Tierra. Un torrente de pérdida y dolor y desesperanza y desesperación salía a montones de sus ojos y Zhack no lo podía tolerar ella no podía estar así ella era fuerte ella era valiente ella no sentía dolor y-
-y la abrazó.
Saltó de la camioneta y la tomó en brazos, y la abrazó, esperando idiotamente que eso mitigara su dolor.
No lo hizo.
Pero ayudó.
-Era lo último que tenía-soltó entre ahogos, hundiendo su rostro en el pecho de Zhack, y él le acarició la cabeza a intervalos regulares e irregulares a la vez-. Era lo único que tenía lo único que me quedaba lo-lo… ¿cómo los voy a recordar?
-Shh. Ellos viven contigo.-susurró él en su oído.- Ellos están contigo.
Zoe lo miró, y lo golpeó con todo el peso de la pérdida en su mirada. El medallón había sido su roca, su punto de fuerza. Cuando se sentía aterrada, lo miraba y lo aferraba, pensando que la fuerza de sus familiares estaba con ella.
Y ahora había perdido eso también.
-Zoe.-Stan le tocó gentilmente el hombro, y ella se volteó.-No es una foto familiar, pero es todo lo que tengo.
Colocó un aro de metal en su mano. Zoe se apartó de Zhack lo suficiente para observarlo. Era un anillo, sencillo, femenino, de metal plateado. Grabada en él estaba una frase, y en el reverso cuatro iniciales interconectadas.
Lleva tu luz al mundo oscuro.

S & C & B & Z

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Chequen la página de personajes para la foto del nuevo Zhack.

Caótica Sinfonía, Capítulo Trece: Sólo un Juego.


“No sé dónde estoy.
No conozco este lugar.
No reconozco a nadie.
Sólo la misma vieja cara vacía.
Mira, estas personas, ellas mientes.
Y yo ya no sé que valorar.”
-Just a Game, Birdy.

El Apocalipsis lo destruyó todo. Grietas enormes y fuego celestial azotaron la tierra, tomando a los buenos, tomando a los malos, dejándonos a nosotros. Los renegados. Los indecisos. Los pecadores no tan malos, a purgar.
Zoe pensó que eso no cuadraba con la descripción de Mallock.
            El mundo estaba destrozado. Países, continentes, glaciares, todos se cayeron a pedazos, deslizándose por el globo hasta quedar lejos de donde habían estado, cerca de países que nunca habían tocado. El agua marina lo tocó todo.
            La primera generación de renegados dio paso a otra, mejor diseñada para este inhospitable ambiente. Comenzaron a controlar la energía. La radioactividad prohibía el uso de los viejos métodos de comunicación, y nadie sabía si alguien más estaba en el mundo.
            Hasta que llegó Mallock. Nadie recordaba haberlo conocido antes, pero confiaron en él porque él confiaba. Y así las Tierras Blancas fueron formadas.
Una pequeña voz se alzó desde el fondo del salón.
            -¿Y qué países nos formaron?-Zoe Brook. Claro que Zoe Brook preguntaría eso.
La maestra echó una mirada temerosa a la puerta, donde dos Vigilantes estaban apostados.
            -Eso no nos interesa.-dijo en voz alta.
Menos de diez minutos después, se acercó al pupitre de Zoe Brook. La niña pareció creer que iban a regañarla, y el resto de alumnos comenzaron a murmurar en vocecillas chillonas. Los ignoraron.
            -La mayor parte de Rusia, Finlandia, Suecia, Noruega, Alemania y Polonia.-susurró rápidamente-. Pero no se lo digas a nadie. El conocimiento de antes está prohibido.
La maestra nunca volvió a ser vista.
-¿Quieres saber porqué estaba siendo un desgraciado?
Zoe abrió un ojo, despatarrada entre un montón de colchas en el suelo entre el asiento de Zhack y el de Stan. No pudo responder. Estaba demasiado cansada, pero él siguió sin necesidad de respuesta.
-Fersmoth me descubrió por esto.-tiró algo pequeño, dorado, viejo y de metal hacia ella, donde chocó contra su cara y fue a caer a su panza-. Quería devolvértelo.
Stan se volteó, dedicándole una amarga sonrisa.
-Y eso bastó para que perdiera toda la confianza que decía tener en mi.

Un par de voces masculinas invadieron violentamente la mente adormilada de Zoe, enviando por todas partes su estado inconsciente. La chica gruñó, intentando atrapar las tiras del sueño que se alejaba. Por una vez no dormía sobre una superficie dura y rocosa, ¿y alguien se atrevía a despertarla?
-¡HEY!-gruñó, levantándose lentamente entre los asientos del frente y fulminando a los dos hombres con toda su gloria furibunda.-AL MENOS. BAJEN. SUS VOCES.
-Alguien no es una persona mañanera...-murmuró Stan.
-No, no lo soy. ¿Cuál es el maldito problema?
Zhack se rió en voz baja, y Zoe descargó el poder de su mirada sobre él. Contrario a la mirada asesina que esperaba en respuesta, Zhack le sonrió alegremente.
La ira fue drenada de los ojos de Zoe, y su corazón comenzó a latir más lento, calmado, pero saltando.
-¿Cuál es el problema?-preguntó de nuevo.
-Nuestro excelente líder-la respuesta de Zhack fue interrumpida por un bufido de Stan-. NO SABE ADÓNDE DIABLOS NOS LLEVA.
-¡¿QUÉ?!
-Sí lo sé.-se defendió el atacado-. Lo más lejos posible.
-Fersmoth nos encontrará, bruto.-lo regañó Zoe-. Ni siquiera sabemos cómo están ordenados los países, o adónde nos llevará este desierto. Si vamos al norte, acabaremos en las Tierras Blancas-
-Vamos al Oeste.
-Bien, ¿y qué hay en el oeste?
-Em.-interrumpió Zhack. Parecía estar de un humor buenísimo-. Antes estaban las montañas Altai. No sé si seguirán ahí.
-Bien.-anunció Zoe-. A las montañas Altai vamos entonces.-sonrió de manera maléfica-. Por ahora.
-¿A qué te refieres con “por ahora”?
-¿Creen que voy a dejar que Mallock continúe viviendo la vida como desee, con todo lo que me ha hecho? Ese desgraciado ha destrozado mi familia. Mi plan siempre ha sido llegar a las Tierras de las Sombras. Y de ahí regresar por venganza.
-Las Tierras de las Sombras son un mito.-objetó Zhack.

-¿Ah, sí? ¿Entonces cómo explicas que todos los escapados han desaparecido? ¿Qué ni siquiera Fersmoth los ha encontrado? Las Tierras de las Sombras son reales. Y hay rebeldes viviendo en ellas.
Sólo después se dio cuenta Zoe de su error.
Haber confiado en ellos.


Y ahí está el mapa, el que CREO es el definitivo. Por cierto que cambiaré el actor que hace de Zhack. Andrew Garfield no cuadra en algunas cosas.

martes, 25 de noviembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Doce: Ven, reino.


“Huye, huye, huye,
Cómprate a ti misma otro día
Un viento helado está susurrando secretos en tu oído
Tan bajo que sólo tú puedes escuchar
Corre, corre, corre y escóndete
En donde nadie pueda encontrarte
Altos árboles doblan sus hojas, señalando a dónde ir
Donde todavía estarás completamente sola
No te preocupes, mi querida
Todo se acabará pronto
Estaré esperando aquí por ti.”
-Kingdom Come, The Civil Wars.

Estrellas. Un cielo negro como tinta, lleno de brillantes puntos de colores. ¿Sería cierto que antes todos esos puntos eran blancos? Y las nubes del cielo, sus cicatrices, desaparecidas. Árboles más altos que el castillo, llegando más lejos de donde sus miradas podían alcanzar. Montañas, y niebla. Mucha niebla.
Zhack se quedó inmovil, asombrado, mirando con la boca abierta el vasto espacio a su alrededor.
Sólo había visto el cielo en contadas ocasiones, y en ninguna de ellas le habían permitido prestarle atención. El castillo había sido su prisión eterna, y sus salidas asuntos formales en los que pasaba de esa a otra prisión.
El cielo resultaba impresionante, y le abrumaba todo lo que se había perdido.
Zoe le dio un zape en la cabeza.
-Eh, Zhack. Podrás admirar el cielo después.
Él la miró con el ceño fruncido, algo decepcionado. Pero la chica tenía razón: todavía seguían en el perímetro de las Tierras Negras. Las ruinas de una anciana muralla estaban frente a ellos, y más atrás, la aun más imponente muralla de las Tierras Negras, hecha del mismo misterioso material de la pared del castillo. No tenía ventanas, no tenía puertas, no tenía nada, y parecía fundirse con el cielo mismo.
Un extraño vehículo de color negro aceleraba hacia ellos, derrapando hasta quedar en frente. Zoe había visto automóviles antes, pero había algo en este que no cuadraba: tenía ruedas. Las ruedas eran una herramienta primitiva, y habían sido reemplazadas por placas de levitación desde incluso antes del Apocalipsis.
Zhack abrió la puerta trasera y se deslizó adentro, jalando a Zoe tras de sí. El auto se puso en marcha, y el ex príncipe se asomó entre los asientos antes de que Zoe pudiera acribillar a Stan-¿quién más podía ser, sino Stan?-a preguntas.
-¿Aprobado?
-Aprobado.- respondió Stan con un gruñido, acelerando todo lo que pudo.
-¿Porqué?-exigió Zoe, saltando ante la oportunidad abierta por el silencio.
-¿Porqué qué, niña?
Zoe fulminó a Stan con la mirada, pero lo ignoró.
-Porqué un auto con ruedas, porqué…-el vehículo atravesó la muralla, y Zoe hizo una pausa para mirar cómo el ónix líquido se pegaba a las ventanas, y luego se despegaba-… porqué me ayudaste a escapar, porqué decidiste escapar-
Stan lanzó el auto por encima de una bizarra montaña pequeña/duna de tierra que, si la visión no le fallaba, Zoe podría jurar tenía nieve entremezclada. Las llantas saltaron y el carro golpeó el suelo con brusquedad.
-Porque no hay calles de levitación aquí, y de todos modos serían fácilmente rastrables.-gruñó Stan-. Lo demás, no es de tu incumbencia.
-¿Qué es este lugar?-Zoe saltó a la siguiente pregunta, demasiado ansiosa por respuestas como para que le importara.
-Antes, el desierto de Gobi.-respondió Zhack.-Ahora, las Tierras de Nadie.
-Viviremos en el carro por un largo tiempo.-anunció Stan-. Acomódense. Vamos a volar.

La camioneta de Stan era gigante, y su más preciada posesión (más preciada aún que la metralleta). Por más grande que fuera, sin embargo, estaba llena hasta el tope con objetos para la supervivencia, de entre los cuales Zoe sacó un poncho, guantes, botas, y un par de gruesos pantalones. Se los enfundó sin que ni Zhack-profundamente dormido-o Stan-profundamente enojado-lo notaran, acurrucada en el espacio entre el asiento trasero (donde Zhack dormía) y la muralla de cosas. Tuvo que anudarse una bufanda a la cintura, tan flojos le quedaban los pantalones. Sus costillas eran horrendamente obvias, y el estómago ya ni siquiera tenía la energía para demandarle comida.
Zoe robó una bolsa de semillas y fruta deshidratada de la pila y comenzó a comer.
-Hey.-objetó Stan-. No te he permitido robar mi comida.
-La dejaste a mi alcance.-ella se encogió de hombros, ignorando la mirada fulminante que su… tío… le enviaba a través del espejo-. ¿Tienes una navaja?
-¿Para qué quieres una navaja? ¿Para ponchar las llantas?
-¡DEJA DE SER UN MALDITO IMBÉCIL DE UNA VEZ Y RESPONDE!-rugió Zoe, furibunda. Estaba a punto de insultarlo un poco más cuando Zhack la interrumpió, despertándose de un salto.
-¡¿Quién está siendo un maldito imbécil de una vez?!-exclamó, agitado y medio amodorrado.
-Stan.-Zoe acompañó eso de una mirada asesina dirigida al susodicho-. ¿Tú tienes una navaja, Zhack?
-¿Huh?-él le entregó una, todavía sin procesar nada debido al sueño.
-No deberías insultar a quien te liberó, Zoe Brook.-gruñó Stan.
Sin apartar la mirada, Zoe comenzó a medir el largo de su pelo-y paró cuando se dio cuenta de que no necesitaba seguir las estúpidas reglas de apariencia de Mallock nunca más. Hubiera sonreído si no estuviera enojada.
-Lo haría si el que me liberó no fuera un completo desgraciado.-respondió con un siseo. Acto seguido, cortó su ondulada melena de un tajón.
Zhack observó el nuevo look de la chica con el ceño fruncido.
-¿Porqué hasta debajo de la barbilla? ¿No es eso demasiado masculino?
Zoe quiso tirarle la navaja, pero se refrenó.
-Y dejarte el pelo largo, ¿no es demasiado femenino?
Él se llevó una ofendida mano a su propia melena, comprobando su tamaño.
-No tengo el pelo tan largo.-refunfuñó, estirando un rizado mechón hasta que le cubrió los ojos.
-Claro, princesita.-se burló Stan, y Zoe no pudo evitar reírse a carcajadas.
Su risa era un enorme contraste a los gritos con los que los tenía acostumbrados, y suavizó el ambiente en un instante.





ese es un intento de mapa para que se medio ubiquen en cómo está el mundo. está sujeto a cambios porque todavía estoy construyéndolo, el apocalipsis dejó todo destrozado y tengo que reubicarlo.
-pao





viernes, 21 de noviembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Once: Daño.


Una vez comienza, nunca para
Disciplina, es todo lo que no soy
No lo puedo evitar, ¿estás escuchando?
¿Porqué no puedo decir justo lo que quiero?
Tú no sabes nada,
No, tú no sabes nada sobre mi
Daño estable, cruza la línea
Lo que se ha vuelto claramente definido
Encadéname, sosténme
Sólo déjame ir, siempre hay más
Lo quiero todo, excluyéndote a ti
Perdiendo el control, tan construido”
-Damage, Fit For Rivals.
El caos los protegió. La mitad del castillo estaba vacía, la otra mitad, destruida, y Zhack y Zoe se deslizaron silenciosamente a través de los pasillos, por un camino que ella jamás había visto. Las paredes estaban hechas de un material negro y reflectivo, como ónix, y Zoe se veía reflejada en ellas a cada paso.
Una, dos, tres Zoes.
Cuatro, cinco, seis Zhacks.
Dos corazones. Dos seres vivos, fácilmente descubribles. ¿Latiría su corazón tan rápido como el de ella? Lo sentía como la mariposa del cuento, golpeando contra el frasco que era su cuerpo, intentando destrozarlo. Toda ella temblaba, perdida en un mar de miradas grises y moradas.
-¿Stan?-susurró, quebrada. No podía decir más.
-Explotando.
Miles de Zoes se voltearon a ver a Zhack, aterradas.
-Ha creado una explosión en el Ala Sur, en la habitación preferida de mi padre este mes.
Ella estaba helada. Su corazón era un colibrí ahora, veloz hasta el punto de la invisibilidad.
-¿Fersmoth?
VARNƱAK | via Tumblr-Con suerte, muerto.
Con suerte, muerto.
Zoe no podía imaginarse a sí misma diciendo eso de su padre, jamás. En especial porque había habido suerte, y él estaba muerto. Zhack la guió a la izquierda, a un pasillo que acababa en más espejos negros. Sin puerta, sin nada.
-¿Zhack?

Era la primera vez que decía su nombre. No Zhacky, ni otra cosa. Dijo su nombre, Zhack, y su voz casi lo inmobiliza. Latido. La miró. Y en ese momento, la comprendió.
-Esta es la única manera de salir. Me tomó años descubrirla.-susurró, tembloroso.
Habían tantas maneras de morir, tantas maneras de ser descubiertos. Y Stan no aparecía por ninguna parte, aunque no tuviera que hacerlo en esta parte del plan. Zhack se volteó, tocó la pared negra… y hundió su mano en ella, y desató su habilidad, y dejó de temblar al crear un cortocircuito en ella. La pared se sacudió como con olas, haciendo un vago sonido de plop.
Él jaló a Zoe hacia sí, abrazándola sin decir nada, y la empujó a través de la pared electrificada.

Como atravesar gelatina, y no poder respirar. Brazos y sombras y oscuridad, ojos púrpuras lo único que Zoe captaba. Y electricidad, electricidad por todas partes, tanto buena como mala. Ahogo y sofoque, unidos en uno solo, ónix penetrando sus oídos y sus ojos y su nariz y su pelo, y entonces-
-Estuvieron fuera.



Caótica Sinfonía, Capítulo Diez: Derrumbe.


“No sé adónde voy,
Todos están corriendo, todos están corriendo
Regresa después que todo esté roto
Todo se está quemando, nadie regresando
Da un paso atrás, da un paso atrás, todos den un paso atrás, paso atrás
Es tiempo de recoger lo flojo, lo flojo, tienes que saber
Sálvame de esta persona retorcida en la que me he convertido
Mientras el mundo se viene derrumbando.”
-Crash, Fit For Rivals.

El caos estaba por todas partes. Personas corriendo, personas gritando, personas explotando.
Y en medio, Stan.
Parado, impasible, mientras el pánico agarraba a cada blacklander cerca y los chocaba. Sosteniendo un bote de gasolina, observando el incendio que él mismo había provocado. Como si no fuera nada. El fuego le quemaba las pestañas, y alrededor seguían volando cenizas. La alarma gritaba por todas partes, las personas gritaban por todas partes, los guardias gritaban por todas partes.
Y en medio, Stan.
Invisible. Cada ser viviente lo evadía como por instinto, dejando un pequeño círculo libre para él. Porque era el segundo al mando.
Era.
Ya no más.
No después de lo sucedido.
¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti, Stan? Que eres corruptible.
Manipulable.
Esas habían sido las primeras palabras que Fersmoth le había dirigido en la vida, y esa era su traducción: manipulable.
-Respira como el arma, actúa como el arma.
-¿Pienso como el arma?
-Las armas no piensan.
No piensan. Nunca.
Y ahí estaba él, pensando. ¿O seguía sin pensar? Debería haber tirado el bote de gasolina. Debería irse antes que alguien lo notara.
Pero ahí seguía, observando el desastre.
La explosión en medio de la cual tenía que estar Fersmoth, con suerte, muerto.
En miles de pedacitos sangrientos.
La traición es inaceptable.
-Sé lo que estás pensando.
-Sé lo que estás sintiendo.
-Sé lo que estás planeando.
Zoe Brook. Esa era la respuesta a todas esas oraciones. Zoe Brook, libre. Zoe Brook, de negro.
Jamás.
-Sé lo que harás, Stan. Y te estoy observando.
Yo también te observo, Fersmoth. Te observo volar en pedacitos.
Bam. Calor. Desastre, caos, caos y más caos. Todo volando, no solo Fersmoth.
Y en medio, Stan.
Y en su mente, Sara.
-¿Sabes qué me gustaba de ti, Stan?
Gustaba.
-¿Qué?
-Tu libertad.
Libertad, perdida.
Libertad, recuperada.
O por recuperar.
Lanzando la gasolina a un lado con descuido, Stan el Ya No Segundo al Mando de las Tierras Negras salió para no volver más.
Con suerte.
Y ya sabemos qué hay con la suerte.

JedaVu Art | via Tumblr




miércoles, 19 de noviembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Nueve: Ahogarme.


“Lo que no te mata
Te deja roto en vez
Tengo un hoyo en mi alma que se vuelve cada vez más profundo
Y no puedo tolerar
Un momento más de este silencio
La soledad me está atormentando
Y el peso de los mundos poniéndose más difícil de aguantar
Viene en olas
Cierro mis ojos
Sostengo mi aliento
Y le permito enterrarme
No estoy okay
Y no está bien
No vas a drenar el lago
Y traerme de vuelta a casa”
-Drown, Bring Me The Horizon.

El frío de la losa era todo lo que Zoe sentía, rozando incómodamente su piel enrojecida. Observó impasible los surcos de la roca, imaginando que habían sido creados por sangre de incontables prisioneros.
Como ella.
No puedo hacerlo.
La desesperación ya se estaba volviendo familiar, en especial cuando las palabras de Fersmoth regresaban a su memoria. O te unes a las Tierras Negras, o mueres. Zoe presionó el rostro contra el suelo fuertemente.
No quería morir.
Pero tampoco vivir atrapada.
¿Qué se suponía que iba a hacer? ¿Tendría esperanzas de escapar si se convertía en ciudadana?
Había escuchado tantos rumores. Escapar de las Tierras Blancas era difícil, pero escapar de las Tierras Negras imposible. Nadie permanecía fuera mucho tiempo, si lograban superar las barreras de Fersmoth. Se decía que la sangre de un blacklander  era un rastreador. Se decía que a Fersmoth le gustaba jugar con la ilusión de los rebeldes, y luego premiarlos…
… con una cadena perpetua colgando de la horca.
Psst.
Zoe sintió frío. Le hubieran gustado unos años de libertad, le hubieran gustado mucho. Le hubiera gustado incluso más regresar a las Tierras Blancas y matar a Mallock.
Psst.
Pero eso era imposible.
-¡ZOE!-alguien gritó en un susurró.
La chica se sobresaltó, poco acostumbrada a escuchar su nombre en ese lugar. Alzó el rostro con desgano, y luego se incorporó de un salto para quedar sentada a la misma altura de su visitante.
-¿Qué haces aquí?-espetó.
Zhack puso los ojos en blanco.
-Vengo a anunciarte el clima, por supuesto.
Ambos se fulminaron con la mirada, Zoe cruzada de brazos y Zhack abrazando con los dedos los barrotes de su prisión.
-Ya lo sé. Negro con probabilidades de muerte.
Él esbozó una pequeñísima sonrisa que hizo que las líneas doradas de sus ojos destellaran, y que el corazón de Zoe diera un salto. Idiota.
-No. Gris con probabilidades de escape.
-¿Qué?
-Stan me manda. Está creando un desorden. Voy a sacarte de aquí.-se levantó, metiendo una llave en la puerta de su prisión.
Zoe tenía problemas al procesarlo todo.
-Espera, ¿qué? Sí sabes que es muy cruel decirme que me vas a ayudar cuando en realidad me vas a llevar a otra tortura, incluso para ti-
Zhack la fulminó con la mirada.
-¿Nunca te pusiste a pensar que yo también quiero escapar?-abriendo la puerta, tomó a Zoe por la muñeca. Ella se encogió reflexivamente.
Ambos se sintieron culpables, pero por razones distintas. Él: porque el que ella se encogiera a su toque significaba que lo consideraba un peligro, y tenía razón. Ella: porque él malinterpretó la razón de su encogimiento, y no podía hacer nada para cambiarlo.
-Vamos.-susurró-. Stan nos encontrará en la Puerta Norte.
Procedió a amarrarle las manos con una soga, para disimular. Sus dedos rozaban casi imperceptiblemente la piel de Zoe, haciendo que se le pusiera la carne de gallina.

Salieron en silencio.