miércoles, 31 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Veintitrés: La Estación del Pánico.


“Levántate y comprométete
Muestra el poder atrapado adentro
Has exactamente lo que quieras
Ahora párate y comienza.
Ooh, 1, 2, 3, el fuego está en tus ojos
Y este caos desafía a la imaginación
5, 6, 7 menos nueve vidas
Has llegado a la estación del Pánico.
Las dudas intentarán romperte
Desata tu corazón y alma
Problemas te rodearán
Comienza a tomar control.”
-Panic Station, Muse.

-Okay.-Chainne dejó escapar un largo suspiro, sosteniendo una mano contra su frenético corazón-. Déjenme ver si entendí bien. Fersmoth y Mallock no son completamente humanos. Se alimentan de la energía que obtienen tanto del sufrimiento como de la creatividad de las personas. Se están muriendo.-sonrió al decir esto, y rápidamente eliminó la sonrisa. ¿Qué y si alguien la veía…? Oh. Ya no estaba en las Tierras Blancas.
Sonrió de nuevo.
-…Y necesitan cuatro-ejem, seis rocas extrañas y especiales creadas durante el Apocalipsis, que contienen la energía necesaria para rescatarlos.  Y nosotros hemos absorvido cuatro.-algo llegó a su cabeza.- ¡Oh! ¿Significa esto que somos inmortales?
Los tres, Zoe, Zhack y Chainne, se voltearon a ver a Stan con la pregunta en las miradas.
-¿Qué?
Ellos sólo lo miraron, expectantes.
-¿Qué?
Zoe arqueó una ceja.
-Eres el adulto aquí. Tú dinos.
La expresión de Stan se amargó como si hubiera chupado un limón y una cebolla a la vez.
-Genial. Ahora estoy a cargo de tres adolescentes a quienes no pedí, genial.
Los tres adolescentes a quienes Stan no pidió lo fulminaron con la mirada.
-¡Vale, vale! ¿Quieren una respuesta? No tengo idea. Esa es mi respuesta.
-No creo que vayamos a ser inmortales.-murmuró Zhack-. Todo se acaba, ¿no?
Zoe sintió un alivio inexplicable al oír esa teoría, como si pudiera sentir el peso de la inmortalidad que no tenía desvanecerse. Podré volver a ver a Bram.
Zhack la miró como si supiera lo que estaba pensando, y ella apartó la cara, sintiéndose extrañamente culpable.
-Pero hasta el momento sólo hemos sido capaces de usarlas cuando estamos en gran tensión, ¿cómo les vamos a sacar provecho?-soltó, ansiosa por tanto un tema diferente como una respuesta.
Todos miraron a Stan de nuevo, y él gruñó.
-La edad no es sinónimo de sabiduría.-masculló-. Y si lo es, soy más joven que ustedes.
-¿Nos vas a hacer deducirlo por nosotros mismos?
El supuesto adulto gruñó de nuevo.
-Está bien, está bien. Emm… supongo que será como la energía, ¿no? Um. Sólo… sólo sacarla…
Chainne se echó a reír estruendosamente.
-¡¿Esa es la clase de adulto que tenemos?!-soltó entre risas-. Chicos, estamos perdidos.
Y entonces Zoe y Zhack se doblaron de la risa también, a expensas de Stan, quien se veía cada vez más amargado.
-¿Nadie va a intentar al menos?-refunfuñó.
-Mi estómago… duele.-gimió Zoe, tumbada en el suelo y aún soltando carcajadas. Jamás se había reído tanto en su vida, aunque… se rehusó a recordar, demasiado alegre para amargarse de nuevo.
Chainne resollaba tanto que lágrimas surgían a montones de sus ojos y Zoe se aferraba a su abdomen adolorido, así que Zhack, más o menos calmado, decidió darse a la tarea.
-Okay.-sostuvo una mano enfrente de sí mismo, frunciendo los labios para no reír.-Se supone que hago lo mismo que con la energía, jaja, em, y bada-bum, el rayo sale pffftt-y entonces un arrebato de electricidad surgió de su mismísimo corazón, bajando por su brazo y explotando en cinco pequeños rayos que se unieron para golpear el suelo.
La tierra tembló ligeramente, y las dos chicas pararon de reír de inmediato.
-¡JA!-exclamó Stan, sonriendo de oreja a oreja. Señaló triunfante al círculo quemado donde el rayo había golpeado.-¿No que no? ¡Ja! Tienen al mejor adulto que podrían querer, admítanlo-
-¡Ooooh!-exclamó Zoe, entusiasmada como una niña pequeña-. ¡Quiero intentar!
Tres cabezas alarmadas casi se dislocan al volverse hacia ella de golpe.
-Zoe-
-Espera-
-NO-
Pero los ojos de Zoe ardieron y de su mano extendida salió una larga llamarada.
Directamente sobre la manga de Zhack.
-Oh por Dios.-jadeó Chainne, luchando por no volver a reír.
Stan no tuvo reparos, carcajeándose hasta que le dolió.
-¡Jajajaja ups, lo siento!-se rió Zoe mientras Zhack agitaba su manga como un poseso-. Considéralo como venganza.
-Zhack-dijo Chainne, burlona-. Creo que puedo ayudar-
Él la fulminó con la mirada.
-Ni se te ocurra-
Y su manga pasó de ardiendo a empapada. Zhack soltó un improperio.
-Oh, ya que estamos ayudando a Zhacky, yo también puedo intentar-
-Stan, si intentas congelarme te convierto en carne frita.
El ahora triunfante adulto esbozó una maléfica media sonrisa.

-¿Quién dice que eso es lo que iba a hacer?

lunes, 29 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Veintidós: Ceguera.


“Envíanos una venda, envíanos una daga
Dile a los supervivientes, la ayuda viene en camino
Yo era una venda, nunca me quejaba
Todos los supervivientes cantando en la lluvia
Yo era la que tenía el mundo a sus pies
Nos consiguió una batalla, déjenmela a mí,
Lo que es y dónde se detiene nadie lo sabe
Tú me diste una vida que nunca elegí.
Quiero irme, pero el mundo no me deja ir.”
-Blindness, Metric.
Agua.
La inundación llegó de todas partes.
Cuerpos nadando, cuerpos ahogados.
Chainne apenas era consciente de lo que sucedía.
Presión en el pecho, libertad. Casas, vistas desde el agua. Gritos distorsionados. El instinto llevándola lejos, muy lejos, más allá de la muralla.
Burbujas. Mente en blanco. Agua fluyendo de ella, por ella. Negro. Y entonces estaba en algo duro, y abrió los ojos, y se encontró tres rostros frente al suyo.
Uno: Pelo corto, algo sucio, desordenado. Rostro moreno y ojos gris/aguamarina… ¿con vetas de púrpura?
Otro: Un hombre joven, pelo negro, algo largo. Rostro moreno también y ojos púrpura… ¿con vetas gris aguamarina?
Y el último: Un hombre, no tan joven pero no viejo, pelo negro y corto. Rostro un poquitín menos moreno y ojos hielo, sin vetas.
¿Huh?
La mente de Chainne estaba demasiado dormida para captar quiénes eran o si debería tener miedo, y sus ojos cayeron cerrados de nuevo.

-¿Deberíamos despertarla?
-Quién sabe, mira cómo salió la cosa cuando lo intentamos con Zoe…
Zoe sonrió, maléfica.
-Bueno, por lo que sé, Chainne ParaMount no es una persona muy violenta que digamos.
-Ah, qué bien.-Stan apoyó sus piernas sobre un tronco, recostándose plácidamente.-Suficiente tenemos con una chica rabiosa y permanentemente enojada.
Zoe le dio un zape en la cabeza.
Los tres estaban sentados alrededor de la muy dormida Chainne ParaMount, a quien Zoe había medio calentado-estaba empapada, la chica-pero que aún seguía goteando al dormir. Estaba increíblemente pálida y sus labios prácticamente blancos, pero eso les permitía notar con mayor facilidad las minúsculas esquirlas en variados tonos de azul en su piel.
Oficialmente, el grupo ahora tenía cuatro de las seis piedras que Fersmoth y Mallock necesitarían. ¿Quiénes serían las otras dos?
-Pero tenemos que movernos pronto.-dijo Zoe, presionando los labios. Miraba con ansiedad el cielo abierto-. No me gusta que estemos así de expuestos.
-¿Pero cómo se supone que llegaremos a las Tierras de las Sombras?-preguntó Stan.-Ni siquiera sabemos dónde estaba México antes del Apocalipsis.
-Yo lo sé.-dijo Zhack casualmente, sin siquiera dedicarles una mirada.-Estaba al otro lado del mundo, a un océano de distancia.
Stan soltó una palabrota.
-¡Zoe! ¿Cómo diablos vamos a llegar allá?
-Él dijo “estaba”-respondió ella, evadiendo explícitamente mencionar su nombre-. Ahora está más cerca. No sé, tiene que haber una manera.
-¿De qué hablan?
Y de la nada Chainne tenía tres cabezas enfrente de nuevo.
Pegó un salto, arrastrándose lejos.
-Por Dios-jadeó-. Casi me dan un infarto. ¿Quién rayos son ustedes?
Stan le dirigió una mirada molesta a Zoe, expresando sin palabras que Chainne no le parecía tan calmada como ella había dicho. La chica puso los ojos en blanco.
-Yo soy Zoe, él es Stan, y él-su voz se tensó un poco antes de mencionar a Zhack, como si la sola mención de su nombre la electrificara.-es Zhack.
-Uhhhh…-la mirada azul de Chainne, igual al mismísimo mar, volaba entre ellos como si siguiera asustada-. Sé de dónde vienes, Zoe, pero, ¿y ellos?
Zoe suspiró.
-Vale, Stan es mi tío, es de las Tierras Negras, acostumbraba ser el segundo al mando de Fersmoth.-el susodicho la miró exasperado.
-¿No podemos olvidar esa etapa de mi vida?
-Y Zhack-ella ignoró a Stan-, es el hijo de Fersmoth.
-¡¿QUE QUÉ?!

-Oh, y eso no es todo.-añadió Zoe, sintiéndose malvada.-Nosotros cuatro, sí, incluyéndote, hemos absorvido cuatro de las seis piedras que nuestros apreciados Emperadores necesitan para vivir. Así que, técnicamente, o te quedas o te quedas.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Veintiuno: Descifrar.


“La verdad se oculta en tus ojos, y cuelga de tu lengua
Sólo hirviendo en mi sangre pero tú crees que no puedo ver
Qué tipo de hombre eres, si eres un hombre al menos
Bueno, descifraré ésta por mi cuenta
Estoy gritando te quiero así
Mis pensamientos no puedes descifrar
[…]
¿Ves lo que hemos hecho?
Haremos semejantes tontos de nosotros
[…]
Hay algo que veo en ti,
Puede matarme,
Quiero que sea cierto.”
-Decode, Paramore.

-¿Qué se supone que haremos?-susurró Zhack.
Zoe evadió su mirada, repentinamente acobardada. Su corazón latía horrendamente fuerte, su mente congelada. No podía pensar en nada.
-Las Tierras de las Sombras.-susurró también-. Son la única opción.
Podía sentir su mirada en ella. Intentó no prestarle atención.
-¿Huir, entonces?
Zoe sacudió la cabeza.
-No, no huir. ¿No ves lo que estas piedras nos han hecho? Ahora somos armas-Stan se encongió, y Zoe se apresuró a rectificar-. Armas libres. Podemos sacarle provecho a esto, pero sólo si lo controlamos. Y no podemos hacer eso ocultos aquí, en las Tierras de Nadie, donde nada es seguro-
-golpes de agua y gritos salientes, burbujas, presión-vuelve a la cueva vuelve a la cueva-Zoe-la voz del Viejo Mount, ¿qué hace ahí?-ven-adónde porqué-por mi nieta Chainne-tiene la roca de Agua-ven a las Tierras Blancas-
-Olas golpeando su cabeza y Zoe descubrió que se había desmayado. Estaba en los brazos de alguien, alguien cuyo eléctrico toque reconoció al momento y quiso olvidar. El rostro de Zhack estaba demasiado cerca, sus ojos grandes y preocupados.
Y vetas de soleado gris-aguamarina en el mar de morado.
-Tus ojos.-susurró él, su voz acariciándola como una exhalación.
-Los tuyos.-respondió ella, su cuerpo entero ardiendo y su corazón latiendo, no con ira por una vez pero algo más-
-VEN A LAS TIERRAS BLANCAS-
-y esta vez la gravedad la había empujado hacia atrás no hacia adelante, y el rostro de Zhack estaba más cerca, y él no mencionó sus ojos pero ella supo que lo iba a mencionar, esto no había acabado-
-¿Qué te pasa?
-Hay que ir a las Tierras Blancas.
-¿Qué?
Explicaciones cortadas. Zoe se liberó del agarre de Zhack-frío, ahora todo era frío-ignorando la sangre que corría de su frente en donde había caído de cara al suelo.
La piedra de agua, Chainne ParaMount tiene la piedra de agua-
-y ni Stan ni Zhack pudieron disuadirla. Estaban a una distancia enorme de las Tierras Blancas, pero aún así Zoe corrió y ellos la siguieron queriendo llamarla a gritos, la adrenalina empujándolos a todos y permitiéndoles usar la energía para moverse más rápido. No podían teletransportarse y aún así estaban a un día de viaje-pero Zoe no se detenía. Volaba hacia lo que una vez había sido su hogar, sin prestarle un pensamiento a lo peligroso que era, y cuando la adrenalina fue superada por el cansancio, cayó de rodillas al cielo y alzó el rostro, notando sorprendida que era de noche.
Zhack se deslizó por el suelo hasta caer a su lado. Le entregó algo, respirando agitado.
-Ten. No has querido comer nada.
-No me han ofrecido nada.-ella abrió el recipiente, sacando algo comestible y sin tener idea de lo que era.
-Te hemos estado llamando a voces, tan fuerte como hemos podido, para que te detuvieses a comer.-Zoe dejó de observar el cielo y lo observó a él, notando con un fuerte latido su ceño fruncido y preocupado. La miraba con desaprobación, pero a ella no le importaba: todo lo que veía eran las vetas de su color de ojos en los de él.
También él las tiene.
Por supuesto que las tenía. Emet era mutuo, siempre mutuo.
-… eso no fue sano, Zoe.-continuaba él. Zoe se sintió ridículamente afectada por la manera en que pronunció su nombre-. Eso fue de locos.
-Recuerda, nací loca.-interrumpió ella.
Ni siquiera sentía hambre, o había probado la comida que él le había dado. Zhack tenía razón: era de locos.
-Por supuesto que lo hiciste, yma.-refunfuñó él en voz baja.
Zoe sonrió.
-¿Cómo sabes decir loca en ruso, Zhacky?
Él se encogió de hombros.
-Me gustan los viejos idiomas, y viendo que a ti te gusta el ruso…-sus mejillas se tiñeron de un ligero, ligerísimo rojo.
Te quiero, pensó Zoe de la nada, y eso la aterró. Debía ser el Emet, volviéndola más loca de lo que ya era. Sintió sus propias mejillas arder. ¿Porqué lo quería, de todos modos?
Y entonces un montón de recuerdos e imágenes invadieron su mente, todas resumidas en una simple oración: Zhack había decidido dejar de ser el arma de Fersmoth, y ella lo admiraba.
Apartó el rostro, incómoda, pero ni un segundo pasó antes de que sintiera una mano en su barbilla, volteando su rostro de regreso al de Zhack.
Estaba demasiado cerca.
-¿Qué haremos con esto?-preguntó él, y ella supo instantáneamente a lo que se refería.
-¿Dónde está Stan?-preguntó ella, demasiado aterrada para contestar.
-Asegurando el perímetro. Ahora responde, ¿qué haremos con esto?
Zoe podría haber decidido ser valiente en ese momento, pero la mera perspectiva la aterraba. Ni siquiera conocía a Zhack tan bien como debería, y se aferró a ese pensamiento como si fuera su línea de vida.
Se soltó de su agarre, enterrando la cabeza en sus rodillas.

-No lo sé.-susurró, sin siquiera notar si él la escuchaba.

Caótica Sinfonía, Segundo Movimiento, Parte Dos: En Algún Lugar de las Tierras Blancas…


“Cuando me despierto temo
Que alguien más acabe siendo yo
Ser yo sólo puede significar
Tener miedo de respirar
Si me dejas le temeré a todo
Eso me pone ansiosa, me da paciencia, me calma
Déjame enfrentarme a esto, déjame dormir, y cuando me despierte (me despierte, me despierte)
Déjame ser.”
-Afraid, The Neighbourhood.

Miradas. Las miradas seguían a Chainne ParaMount a todas partes, observándola, murmurando. ¿Qué era exactamente lo que estaba pasando?
Murmullos cortados, nombres ilógicos.
Zoe Brook-shh no la menciones-nueva-podría ser
La vieja puerta de la casa de su abuelo se veía celestial, como un escape a la presión de todas esas miradas. A Chainne nunca le había gustado ser observada, nunca le había gustado siquiera hablar. Era un fantasma. Sacó su llave del blanco bolso escolar que llevaba colgando del hombro y la metió en el cerrojo con manos temblorosas.
No me miren por favor no me miren
¿Qué era todo ese lío sobre Zoe Brook de todos modos? No deberían estarla mirando a ella al hablar de la última de los Brook. Zoe y Chainne no tenían nada que ver, en absoluto.
Entró en la casa sintiendo un profundo alivio, y cerró la puerta tras ella. Entonces notó que no veía nada.
-¿Abuelo?-llamó, ansiosa por una respuesta.
Al Viejo Mount le gustaba la luz, y mucho. ¿Entonces porqué estaba todo oscuro? Sus dedos fríos se cerraron en torno a su brazalete, la piedra azul-muy extraña, parecía que el agua fluía dentro de ella, ¿pero cuándo no era un regalo de su abuelo extraño?-en él dándole el valor que necesitaba.
-Aquí.-el susurro, en la voz quebradiza y ronca de su abuelo, llegó desde algún lugar a su izquierda. La cocina.
Chainne se dirigió a ella con toda confianza, sintiendo otra ola de alivio.
-¿Porqué tienes todo oscuro? No puedo ver nada-su mano encontró el interruptor de luz en la pared, y la casa se iluminó de golpe.
Se paralizó.
Ahí estaba su abuelo, seguro, pero habían dos Vigilantes a su lado. Ambos con una pistola apuntando a la cabeza del Viejo Mount. El corazón de Chainne se congeló, temblando, y la boca de su abuelo formó una palabra:
Corre.
Miles de cosas corrieron por su mente en ese momento. “He tenido ochenta años, chiquilla, no te preocupes por este viejo,” “Es lo único que tengo,” “Nunca lo dejes solo”, “No sirve de nada si te quedas, acabarás muerta-“
-Danos la roca, o lo matamos.-dijo uno de los Vigilantes, uno cuyo aspecto Chainne no se molestó en notar.
-¿Cuál roca?-chilló.
Otra vez, los labios de su abuelo.
Corre.
-¡¿Pero cuál roca?!
-No te hagas la estúpida, ya lo eres. ¡Agua, dános a Agua!
Chainne dirigió un vistazo frenético a los vasos de cristal en la mesa.
-¿Quieren agua? Puedo darles agua-qué tonto, y entonces comprendió.
El brazalete.
Van a matar a mi abuelo si no les doy el brazalete.
Su mano derecha se contrajo bajo la larga manga del uniforme, y los Vigilantes lo notaron. Chainne sintió algo surgir en su pecho y comenzó a toser húmedamente, retrocediendo ante la orden de su abuelo.
El Vigilante dio un paso hacia ella.

Entonces el agua explotó de todas partes.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Veinte: Apágalo.


“Y la peor parte es que, antes de que mejore
Nos dirigimos a un precipicio
Y en la caída libre me daré cuenta que
Estoy mejor cuando golpeo el fondo.
La tragedia, parece no tener fin
Estoy observando a todos los que admiraba rompiéndose, doblándose
Estamos tomando atajos y falsas soluciones
Sólo para salir como los héroes.
                                                                       […]                         
Quiero saber lo que sería
Encontrar perfección en mi orgullo,
No ver nada en la luz
Pero apagarlo con toda mi pena, con toda mi pena,
Lo apagaré.”
-Turn It Off, Paramore.

-Tengo un diagnóstico.-anunció Stan, voz ronca. Sus congeladas manos sostenían un termo de té caliente que Zoe, generosa por una vez, les había preparado a él y a Zhack.-Absorvimos las piedras.
-Bueno, eso es obvio.-masculló Zoe, gruñona por una razón desconocida. No paraba de fulminar a Zhack con la mirada, y él se veía cada vez más incómodo.
-¡¿Porqué me miras así?!-chilló finalmente, casi derramando su termo de té.
Zoe presionó los labios, la intensidad de su mirada asesina incrementando.
-Imbécil-
-¡Ya vale, niños!-interrumpió Stan-. Seguro, peleen mientras el gran y sabio Stan decifra este lío por ustedes. Qué bonito.
La furibunda mirada de Zoe se trasladó a él, arqueando una ceja, y Stan se arrepintió de inmediato. Nota mental: Nunca ser sarcástico si Zoe está enojada.
Nota mental revisada: Qué importa, ella siempre está enojada.
-Dime, oh gran y sabio Tío, ¿cuál es tu gran deducción?
-Em.-Stan procastinó tomando un gran sorbo de su té.
¿Qué podía ser, de todos modos? Habían absorvido piedras, cada una de diferente elemento, fuego, trueno y hielo-diablos.
Diablos.
-¡Diablos!-soltó, casi ahogándose en su té.
-¿Qué es?-preguntaron Zoe y Zhack a la vez. Ella lo fulminó con la mirada. Él se calló de inmediato.
-Maldita sea…-el hámster de la cabeza de Stan corría tan rápido que esta echaba humo-. ¿Saben porqué Fersmoth y Mallock llevan tanto tiempo vivos?
-No, ¿porqué?-Zoe y Zhack hicieron lo mismo.
-Bueno, no son exactamente humanos. Son como… ¿vampiros de energía? No recuerdo el término. Fersmoth me lo dijo una vez…
-Espera, ¿qué?-y otra vez.
-Ah, el caso es que la razón por la que se mantienen vivos es que ambos se alimentan de energía humana. Fersmoth se alimenta de sufrimiento, Mallock de originalidad, por eso es tan controlador. El caso es que no dura para siempre.
Ni Zhack ni Zoe hablaron esa vez, mirándolo con la atención de un par de escolares.
-Recientemente Fersmoth se ha comenzado a deteriorar, o no tan recientemente, considerando que su deterioro comenzó hace unos veinte años… cuando nació Zhack-
-¿Tienes veinte años?-por una vez, Zoe no lo fulminaba con la mirada.
Zhack se rascó la nuca, un tanto incómodo.
-Eh, sí…
-EL PUNTO ES-continuó Stan, callándolos al momento-, que están muriendo, Fersmoth al menos. Para salvarse requiere de una fuente de energía tan grande que no ha sido encontrada, al menos hasta ahora.
Hizo una pausa.
-Esa fuente de energía son seis rocas: Fuego, Trueno, Hielo, Aire, Tierra y Agua. Tres de ellas las absorvimos nosotros, lo que significa…
-Que tenemos lo que Fersmoth y Mallock quieren.-culminó Zoe en un aterrado susurro.

Caótica Sinfonía, Capítulo Diecinueve: Ritmo Amarillo Parpadeante.


“Soy una princesa cortada en mármol, más suave que una tormenta
Y las cicatrices que marcan mi cuerpo, son plateadas y doradas
Mi sangre es un flujo de rubíes, piedras preciosas
Mantiene mis venas calientes, los fuegos encontraron un hogar en mí.
Me muevo por el pueblo, soy silenciosa como un fuego.”
-Yellow Flicker Beat, Lorde.

Zoe no era una chica de espejos. Es más, ella detestaba los espejos. Pero algo hizo que se examinara como si jamás se hubiese visto antes esa mañana, mientras se daba un baño en otra poza que había encontrado.
Pelo: corto, desordenado, varios tonos de café.
Rostro: Igual de ovalado.
Piel: Igual de morena.
Ojos: Igual de-no.
En medio de los tonos de gris y aguamarina en sus írises, habían vetas púrpura-doradas.
Zoe se estiró los párpados con dos dedos y se acercó más al agua, como si con ello pudiera hacer las vetas desaparecer. Ya no sentía el corazón, se había congelado.
Ahí seguían: delgadas líneas que teñían sus ojos del color de los de Zhack.
-¿Porqué tus ojos se ven distintos, Sacha?
Mallock había prohibido los nombres rusos, o cualquiera que no estuviera en su lista permitida. Zoe y Bram, par de rebeldes que eran, se habían puesto nombres rusos el uno al otro y los usaban sólo entre sí-Zaria el de ella, Sacha el de él. Nadie más sabía de ello.
Bram dejó caer su pesada mochila al suelo y abrazó a su hermana, sonriendo ridículamente y girándola alrededor. Ella soltó un grito y dio de golpes en sus hombros.
-¡Bájame, tonto!-rugió.
Riendo, su hermano hizo lo que le pedía. Acercó su rostro al de la niña y señaló a sus ojos.
-¿Ves esto?-preguntó. En sus ojos plateados habían líneas de azul brillante-. Esas líneas, son del color de ojos de mi verdadero amor.
-¿Eh?
-Emet: leal, incondicional. Así se le llama. Cuando una persona haga que líneas de su color de ojos aparezcan en tus ojos, no la dejes ir. Jamás.
Maldición.
Maldición.
Maldición maldición maldición maldición-Zoe soltó una palabrota, frotándose los ojos como si eso los fuera a hacer desaparecer.
Nada.
*Las palabras de la protagonista han sido omitidas para no ofender sus ojos. Por favor esperen mientras su ataque acaba.*
¿Porqué diablos tenía vetas de los ojos de Zhack, de todos modos? No lo amaba-su corazón dio un bote, y ella se enfureció.
No, me rehúso a pensar en eso.
Indignada y furiosa, Zoe se enfundó sus ropas y salió dando pisotones.

Frío. Un terrible frío que lo apapachaba y lo abrazaba y lo confortaba, frío que se extendía desde el mismísmo corazón de Stan y lo llenaba por completo-
-y una tos terrible y dolorosa, copos de nieve saliendo de su boca.
¿Qué rayos?
No sólo él tosía. Zhack tosía como un poseso al dormir, y cuando Stan lo despertó de una patada-tos tos tos-de la boca del ex príncipe salieron pequeños rayos.
¿Qué rayos?
-Justo lo que le había sucedido a Zoe, y entonces-
-¡ZHACK! ¡¿QUÉ DIABLOS LE HICISTE A MIS OJOS?!
Zoe entró furibunda de vuelta a la cueva sólo para encontrarse tanto a Zhack como Stan tosiendo rayos y nieve, el primero con destellos púrpuras en la piel y el segundo con destellos semejantes a hielo.
Madre mía.
Sus ojos se agrandaron, y ella retrocedió un paso.

-Um, Zhack. Olvídalo. Creo que ambos tienen un problema más grande que mis ojos.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Dieciocho: Tú sacas a la bestia en mí.


“Quédate por esta noche,
Si tú quieres,
te puedo mostrar
De lo que mis sueños están hechos,
Porque estoy soñando con tu cara.
He estado lejos por un largo tiempo,
Tan largo tiempo
[…]
¿Cómo diablos acabamos así?
Tú sacas a la bestia en mí.”
-If I’m James Dean, You’re Audrey Hepburn, Sleeping With Sirens.

Tormenta y nubes negras, madera y una cuerda. Amenaza por la esquina, corre corre corre corre-
-gruñido-
-piel de gallina, adrenalina por todas partes, tiembla tiembla tiembla-
-zzzzzzzzz-
-brazos de hierro y una cabeza golpeando el suelo, insultos-
-quemado-
-vellos de los brazos parados en punta, golpe golpe golpe golpe-
-olor a quemado-
-cuerda alrededor de una garganta invisible, habitación blanca, mar gris, vida negra y alma perdida, vacío, lleno, todo cayó y todo se volvió un desastre, su cuello torcido, lengua azul-
-electricidad-.
-fuera.
Cielo rojizo. No, no era un cielo. Piedra rojiza con puntos plateados. La cueva. Zoe inspiró aire con fuerza, un cuchillo latiendo en lugar de su corazón.
Huele a quemado algo huele a quemado
¿y algo se estaba hirviendo?
Ojos bien abiertos. Oscuridad. Buscando, ¿de dónde proviene? ¿Incendio? No. Un cuerpo. Largo, masculino. Enrollado alrededor de una estalagmita. La estalagmita brilla. Manchas verduzcas-púrpuras-transparentes se golpean contra ella, frenéticas.
Zhack.
Claridad. Un objetivo. Manos y rodillas arrastrándose por el piso. ¿Son esas corrientes eléctricas en la estalagmita? Gruñidos.
Zhack.
Gemidos. Dolor. Zoe conoce el dolor. Zoe sabe qué hacer con el dolor. Bueno, con el suyo.
-Zhack.-un susurro.
Algo pulsa en su cabeza. Dolor. Más dolor. Cáusalo cáusalo cáusalo-
-manos aferrando al chico. Electricidad. Un siseo.
-¡Zhack!
Zoe lo sacudió, con fuerza. Los ojos de Zhack se abrieron de golpe, su frente perlada de sudor, su respiración agitada.
-Aléjate-jadeó.
-Estás electrocutando la estalagmita.-Zoe arqueó una ceja. Sus manos se sienten cada vez más dormidas. Zhack se las sacude de encima, girándose hasta darle de espaldas.
Se aferra la cabeza.
Cáusalo cáusalo cáusalo
-¡Zhack! ¿Qué diablos te pasa?
Vaya, Zoe. Qué voz más comprensiva.
Intenta de nuevo.
-¿Qué te pasa?
Ahora suenas ridículamente suave. Argh.
Bueno, ¿porqué tendría mi voz que ser comprensiva?
-Nada-gruñe él-. Aléjate.
-¿Cómo diablos quieres que me aleje si estás así? ¿Quieres agua?
-¡NO!
Ella se encogió. Intenta de nuevo.
-No-resolló Zhack-. El agua es un conductor. Soy un conductor. Soy un maldito conductor Zoe aléjate de mí-
¿Conductor?
Oh.
-Tu habilidad.-comprendió, al fin.- Es como una droga. No la has usado, ¿verdad?
Él sólo gime, inmerso en agonía.
Ella le ofrece una mano.
-Vamos. Dame una descarga.
Él la mira como si se hubiera vuelto loca.
Ella piensa que quizá así sea.
-Anda. Yo te he quemado, electrocútame. Una pequeña descarga, no tiene porqué ser grande. Puedo aguantarlo.
-¿Te has vuelto loca?
Bueno, ahí está.
-Zhack.-Zoe arqueó una ceja-. Nací loca.
Eso le saca una semi-risa.
¡A distraerlo!
*inserta palabrota* Se me acabaron las ideas.
-De todos modos, no te electrocutaré. Sería como aprovecharse de tu locura.
Ahora es ella la que se semi-ríe.
-Bueno-sonrisa-, mi locura dice que te aproveches.
Zhack mira su mano extendida. Luego, agarra la estalagmita. Zoe pone los ojos en blanco; él sólo intenta no explotar.
-¿Hay alguna otra manera en que pueda ayudar?
-¿Porqué quieres ayudar?
Aparta la vista, se encoge de hombros. La expresión de la incomodidad.
-Tú me has ayudado.
Y entonces él grita, y la estalagmita explota. Las duendecillas de sombra caen por todos lados como una lluvia, convulsionando mientras pequeños rayos púrpuras-¿porqué son púrpuras?-corren por sus cuerpos. Zoe rueda lejos del agua gelatinosa.
-No creo que necesites ayuda ahora.-se burla.
Él le dedica una sonrisa avergonzada. Su piel tiene vetas púrpuras, extrañas. La piedra morada en su daga, ¿dónde está?
Su mente se ha relajado. No le dedica un segundo pensamiento.

Stan saltó, despierto de improviso, checando la escena. Un silbido bajo escapó de sus labios.

-¿No puedo dormir sin que ustedes armen un desorden?

☺☺☺
Sé que la canción es romántica, jeje, pero aún es muy temprano para eso.
-pao *huyendo antes que le tiren tomates*

lunes, 15 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Segundo Movimiento, Parte Uno: En algún lugar de las Tierras Blancas…


“Es en principio del final
Deja el trono
La sangre en mis manos cubrió los hoyos
Hemos sido rodeados por ciclos viciosos
El final-¿estamos solos de verdad?
Las cicatrices en tu corazón son tuyas para expiar
Hemos sido rodeados
¡Permíteles cantar, permíteles cantar!
Los escucho llamar desde las puertas
(Déjennos entrar, déjennos entrar)
Los escucho llamar mi nombre
(No me importa)”
-Empire (Let Them Sing), Bring Me The Horizon.

ZOE BROOK NO EXISTE.
ZOE BROOK NO EXISTIÓ.
ZOE BROOK NO EXISTIRÁ.

Palabras de Mallock, ninguna verdad.
ZOE BROOK EXISTE.
ZOE BROOK EXISTIÓ.
ZOE BROOK EXISTIRÁ.

Palabras del pueblo, todas verdad, ninguna pronunciada o siquiera pensada en voz alta. La desaparición de la chica no había hecho que nadie se quejara, o que alguien la buscara, y el Emperador había sido rápido en asegurar que estaba muerta. Zoe Brook nunca había sido querida especialmente, muy pocos podían asegurar haberla conocido, y de ellos casi todos estaban muertos.
Como la misma Zoe.
O eso quería hacerles creer el Emperador.
Ezra ParaMount era a sus 80 años la persona más vieja de las Tierras Blancas, y la única razón por la que seguía vivo era que todos-incluso el Emperador, la verdadera persona más vieja de las Tierras (ups, no se supone que se deba decir eso)-atribuían sus pequeños actos de rebelión a una profunda locura.
Eso, y que era el Sanador con más experiencia en un barrio pobre de las Tierras Blancas, justo a cinco minutos de la capital, donde la mayoría de las personas no podían pagar un doctor. No era que muchas personas en el vasto territorio de Mallock pudieran hacer eso, de todos modos.
La suerte del viejo ParaMount-o simplemente Viejo Mount.-estaba a punto de acabar.
Él era plenamente consciente de ello.
-¿Porqué estamos vigilando a un viejo loco, Comandante?
Sashok echó una irritada mirada a su subordinado, un chico escuálido que apenas había empezado su entrenamiento hacía unos días. No tenía idea de porqué Mallock insistía en que los nuevos fueran los que lo acompañaran, pero ya qué, si quería seguir vivo tenía que hacer caso al Emperador.
-Regla Número Uno: No preguntes.-gruñó en voz baja-. Regla Número Dos: Cállate.
El chico se calló como si lo hubieran cacheteado, y ambos volvieron a su observación del Viejo Mount. La verdad era que ni Sashok mismo sabía porqué lo estaban vigilando, pero bueno, Mallock era Mallock y era más viejo que las Tierras Mismas, se excusaba que fuera un poquito senil-el comandante echó una nerviosa mirada a su alrededor, sintiendo que el Emperador lo había escuchado de algún modo.
Era sólo paranoia. Concentración.
El Viejo Mount se movía con una agilidad sorprendente para sus años, su escuálido cuerpo cubierto con la única túnica café de las Tierras-nadie más era tan viejo para llevarla. Su pelo blanco llegaba más allá de sus hombros, al igual que su sucia barba, y eso fue lo que enojó a Sashok al principio-tendría que habérselo rapado hacía meses, ¿cómo pudo ser que no lo notaron?-hasta que el dispositivo de espionaje en su oreja le permitió escuchar lo que el viejo estaba cantando.

Fuego fuego viene y va,
Fuego fuego quemará
Rayo y trueno golpearán
Hielo y fuego acabarán
Tiembla la tierra, se agita el mar,
Tiembla que todo se va a acabar
Cuervos y cuervos no rían no más
Tiembla que todo se va a acabar

Ezra ParaMount echó una mirada dura a la ventana, donde estaba seguro que había alguien. Resollando un poco por el esfuerzo, utilizó su bastón de madera para ayudarlo a llegar hasta las cortinas y cerrarlas.
Y es que había una razón y una sola razón para que la suerte del Viejo Mount se acabara: era la única persona viva en las Tierras Blancas que había conocido a Zoe Brook.

En la Sala de Vigilancia de las Tierras Blancas, las pantallas comenzaron a fallar. La estática llenó lo que antes habían sido calles, casas, ciudades, y Metak el Jefe de Vigilantes comenzó a teclear en ellas con velocidad antes que el Emperador llegara-pero falló, puesto que la puerta tras él se abrió en ese preciso momento.
-¿Qué pasa aquí, Metak?-su voz era como papel en blanco, un susurro de viento mortal, y el corazón de Metak lo ahogaba con cada fuerte latido.
No logró responder.
Las cámaras enfocaron de nuevo, pero al lugar equivocado. Todas y cada una de ellas mostraban una sala a oscuras, dominada por un trono de huesos y suelo cuadriculado negro y rojo.
Y sobre el trono: un hombre con cara de ardilla, ojos y cabello negros, y un horrible rostro surcado por venas rojas y el deterioro.

-Hermano.-saludó a Mallock-. Me parece que tenemos un interés en común.