viernes, 26 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Segundo Movimiento, Parte Dos: En Algún Lugar de las Tierras Blancas…


“Cuando me despierto temo
Que alguien más acabe siendo yo
Ser yo sólo puede significar
Tener miedo de respirar
Si me dejas le temeré a todo
Eso me pone ansiosa, me da paciencia, me calma
Déjame enfrentarme a esto, déjame dormir, y cuando me despierte (me despierte, me despierte)
Déjame ser.”
-Afraid, The Neighbourhood.

Miradas. Las miradas seguían a Chainne ParaMount a todas partes, observándola, murmurando. ¿Qué era exactamente lo que estaba pasando?
Murmullos cortados, nombres ilógicos.
Zoe Brook-shh no la menciones-nueva-podría ser
La vieja puerta de la casa de su abuelo se veía celestial, como un escape a la presión de todas esas miradas. A Chainne nunca le había gustado ser observada, nunca le había gustado siquiera hablar. Era un fantasma. Sacó su llave del blanco bolso escolar que llevaba colgando del hombro y la metió en el cerrojo con manos temblorosas.
No me miren por favor no me miren
¿Qué era todo ese lío sobre Zoe Brook de todos modos? No deberían estarla mirando a ella al hablar de la última de los Brook. Zoe y Chainne no tenían nada que ver, en absoluto.
Entró en la casa sintiendo un profundo alivio, y cerró la puerta tras ella. Entonces notó que no veía nada.
-¿Abuelo?-llamó, ansiosa por una respuesta.
Al Viejo Mount le gustaba la luz, y mucho. ¿Entonces porqué estaba todo oscuro? Sus dedos fríos se cerraron en torno a su brazalete, la piedra azul-muy extraña, parecía que el agua fluía dentro de ella, ¿pero cuándo no era un regalo de su abuelo extraño?-en él dándole el valor que necesitaba.
-Aquí.-el susurro, en la voz quebradiza y ronca de su abuelo, llegó desde algún lugar a su izquierda. La cocina.
Chainne se dirigió a ella con toda confianza, sintiendo otra ola de alivio.
-¿Porqué tienes todo oscuro? No puedo ver nada-su mano encontró el interruptor de luz en la pared, y la casa se iluminó de golpe.
Se paralizó.
Ahí estaba su abuelo, seguro, pero habían dos Vigilantes a su lado. Ambos con una pistola apuntando a la cabeza del Viejo Mount. El corazón de Chainne se congeló, temblando, y la boca de su abuelo formó una palabra:
Corre.
Miles de cosas corrieron por su mente en ese momento. “He tenido ochenta años, chiquilla, no te preocupes por este viejo,” “Es lo único que tengo,” “Nunca lo dejes solo”, “No sirve de nada si te quedas, acabarás muerta-“
-Danos la roca, o lo matamos.-dijo uno de los Vigilantes, uno cuyo aspecto Chainne no se molestó en notar.
-¿Cuál roca?-chilló.
Otra vez, los labios de su abuelo.
Corre.
-¡¿Pero cuál roca?!
-No te hagas la estúpida, ya lo eres. ¡Agua, dános a Agua!
Chainne dirigió un vistazo frenético a los vasos de cristal en la mesa.
-¿Quieren agua? Puedo darles agua-qué tonto, y entonces comprendió.
El brazalete.
Van a matar a mi abuelo si no les doy el brazalete.
Su mano derecha se contrajo bajo la larga manga del uniforme, y los Vigilantes lo notaron. Chainne sintió algo surgir en su pecho y comenzó a toser húmedamente, retrocediendo ante la orden de su abuelo.
El Vigilante dio un paso hacia ella.

Entonces el agua explotó de todas partes.

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