lunes, 15 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Segundo Movimiento, Parte Uno: En algún lugar de las Tierras Blancas…


“Es en principio del final
Deja el trono
La sangre en mis manos cubrió los hoyos
Hemos sido rodeados por ciclos viciosos
El final-¿estamos solos de verdad?
Las cicatrices en tu corazón son tuyas para expiar
Hemos sido rodeados
¡Permíteles cantar, permíteles cantar!
Los escucho llamar desde las puertas
(Déjennos entrar, déjennos entrar)
Los escucho llamar mi nombre
(No me importa)”
-Empire (Let Them Sing), Bring Me The Horizon.

ZOE BROOK NO EXISTE.
ZOE BROOK NO EXISTIÓ.
ZOE BROOK NO EXISTIRÁ.

Palabras de Mallock, ninguna verdad.
ZOE BROOK EXISTE.
ZOE BROOK EXISTIÓ.
ZOE BROOK EXISTIRÁ.

Palabras del pueblo, todas verdad, ninguna pronunciada o siquiera pensada en voz alta. La desaparición de la chica no había hecho que nadie se quejara, o que alguien la buscara, y el Emperador había sido rápido en asegurar que estaba muerta. Zoe Brook nunca había sido querida especialmente, muy pocos podían asegurar haberla conocido, y de ellos casi todos estaban muertos.
Como la misma Zoe.
O eso quería hacerles creer el Emperador.
Ezra ParaMount era a sus 80 años la persona más vieja de las Tierras Blancas, y la única razón por la que seguía vivo era que todos-incluso el Emperador, la verdadera persona más vieja de las Tierras (ups, no se supone que se deba decir eso)-atribuían sus pequeños actos de rebelión a una profunda locura.
Eso, y que era el Sanador con más experiencia en un barrio pobre de las Tierras Blancas, justo a cinco minutos de la capital, donde la mayoría de las personas no podían pagar un doctor. No era que muchas personas en el vasto territorio de Mallock pudieran hacer eso, de todos modos.
La suerte del viejo ParaMount-o simplemente Viejo Mount.-estaba a punto de acabar.
Él era plenamente consciente de ello.
-¿Porqué estamos vigilando a un viejo loco, Comandante?
Sashok echó una irritada mirada a su subordinado, un chico escuálido que apenas había empezado su entrenamiento hacía unos días. No tenía idea de porqué Mallock insistía en que los nuevos fueran los que lo acompañaran, pero ya qué, si quería seguir vivo tenía que hacer caso al Emperador.
-Regla Número Uno: No preguntes.-gruñó en voz baja-. Regla Número Dos: Cállate.
El chico se calló como si lo hubieran cacheteado, y ambos volvieron a su observación del Viejo Mount. La verdad era que ni Sashok mismo sabía porqué lo estaban vigilando, pero bueno, Mallock era Mallock y era más viejo que las Tierras Mismas, se excusaba que fuera un poquito senil-el comandante echó una nerviosa mirada a su alrededor, sintiendo que el Emperador lo había escuchado de algún modo.
Era sólo paranoia. Concentración.
El Viejo Mount se movía con una agilidad sorprendente para sus años, su escuálido cuerpo cubierto con la única túnica café de las Tierras-nadie más era tan viejo para llevarla. Su pelo blanco llegaba más allá de sus hombros, al igual que su sucia barba, y eso fue lo que enojó a Sashok al principio-tendría que habérselo rapado hacía meses, ¿cómo pudo ser que no lo notaron?-hasta que el dispositivo de espionaje en su oreja le permitió escuchar lo que el viejo estaba cantando.

Fuego fuego viene y va,
Fuego fuego quemará
Rayo y trueno golpearán
Hielo y fuego acabarán
Tiembla la tierra, se agita el mar,
Tiembla que todo se va a acabar
Cuervos y cuervos no rían no más
Tiembla que todo se va a acabar

Ezra ParaMount echó una mirada dura a la ventana, donde estaba seguro que había alguien. Resollando un poco por el esfuerzo, utilizó su bastón de madera para ayudarlo a llegar hasta las cortinas y cerrarlas.
Y es que había una razón y una sola razón para que la suerte del Viejo Mount se acabara: era la única persona viva en las Tierras Blancas que había conocido a Zoe Brook.

En la Sala de Vigilancia de las Tierras Blancas, las pantallas comenzaron a fallar. La estática llenó lo que antes habían sido calles, casas, ciudades, y Metak el Jefe de Vigilantes comenzó a teclear en ellas con velocidad antes que el Emperador llegara-pero falló, puesto que la puerta tras él se abrió en ese preciso momento.
-¿Qué pasa aquí, Metak?-su voz era como papel en blanco, un susurro de viento mortal, y el corazón de Metak lo ahogaba con cada fuerte latido.
No logró responder.
Las cámaras enfocaron de nuevo, pero al lugar equivocado. Todas y cada una de ellas mostraban una sala a oscuras, dominada por un trono de huesos y suelo cuadriculado negro y rojo.
Y sobre el trono: un hombre con cara de ardilla, ojos y cabello negros, y un horrible rostro surcado por venas rojas y el deterioro.

-Hermano.-saludó a Mallock-. Me parece que tenemos un interés en común.

1 comentario:

  1. OH MAYYYYYY GOOOOOOD. Es él:OOOOOOOOOOOOOOOOOO
    Joder, tengo que seguir leyendo*w*

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