jueves, 20 de marzo de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Cuatro: La Hija de Abraham.


"Al mismo tiempo que un ángel llamaba al holocausto
La hija de Abraham alzó la voz
Entonces el ángel le preguntó cómo se llamaba
Ella dijo "No tengo nombre"
Él preguntó "¿Cómo puede ser?"
"Mi padre nunca me puso ninguno"
-Abraham’s Daughter, Arcade Fire.

En toda su vida, Zoe no recordaba ni un solo momento en el que hubiese estado más aterrada. Podría pasar recuerdos en su mente como páginas de un libro, pero entre todos ellos, sólo uno rivalizaba al presente: el momento en que Bram había sido condenado a muerte.
Zoe lo recordaba a la perfección.
El miedo, la parálisis.
El frío, el horror.
Como dedos de un fantasma deslizándose por su nuca.
Como la presión de toneladas de agua ahogándola, apagándola.
Miguel A. Arranz en Surreal and ConceptualEn el presente, se encontraba parada en el centro de la habitación vestida con una bata de hospital que dejaba poco a la imaginación. En medio del mar de blanco, el hombre al que Cretino respondía resaltaba como una mancha negra, rodeando a Zoe con los ojos calculadores de un depredador. Su rostro pálido y colmilludo le recordaba a Zoe a una malvada ardilla mutante, y tuvo que morderse la lengua para no reír.
Eso era: se estaba volviendo loca. ¿Quién más se reiría en semejante situación?
Tipo Negro sonrió satisfecho y juntó las palmas de las manos rápido y con fuerza, creando un sonido que Zoe jamás había escuchado.
-En perfecto estado.-proclamó, como si la chica fuese un objeto.-Muy bien hecho, Stan.
¿Stan? Así que ese era el nombre de Cretino. Huh.
Zoe tosió un insulto, y Cretino-Stan le dirigió una sonrisa que sugería que sabía lo que había dicho.
Bien, que lo escuchara. De todos modos, ella iba a morir.
Pero no sin oponer resistencia.
Zoe le dirigió una mirada fulminante, su mente absorbida por una vívida imagen de ella ahorcando lentamente a Stan. Ah, si tan solo pudiese hacerlo. Pero incluso si pudiera no serviría de mucho, Stan-Cretino era ridículamente fortachón y probablemente le doblaría la edad; mientras que Tipo Negro, a pesar de no verse mayor de treinta, tenía este aire de antigüedad que sugería que podría haber visto a los mismísimos Antiguos: los humanos sin poderes ni fuerza de antes del Apocalipsis.
-¿Por qué no nos dices tu nombre?-Tipo Negro esbozó una sonrisa que pretendía ser encantadora.
En su interior, Zoe se estremeció. Tipo Negro tenía una terrible aura de poder, de oscuridad, de malignidad que hacía que se planteara si podría salir viva del asunto.
En el exterior, Zoe bufó. Por su rostro se extendió una divertida sonrisa que sugería que Tipo Negro era un tonto.
-¿Por qué habría de hacerlo?
Los dos hombres intercambiaron una mirada entretenida, como si la chica fuese un animal pequeño y acabase de hacer un truco.
-Te dije que era una difícil, Fersmoth.-dijo Stan.
¡¿Fersmoth?!
Zoe sintió como si la hubiesen golpeado en el estómago, y de repente perdió la capacidad de respirar. Oh no, oh no. Su mente se inundó de imágenes de muertes dolorosas, de entregas a Mallock, de tortura en su máxima expresión. Oh no, oh no, oh no. Su corazón temblaba congelado en su pecho, y con cada latido enviaba ramalazos de pánico por todo su cuerpo.
Fersmoth sonrió, y su sonrisa fue negra y maligna.
-Bien, ahora que sabes con quién estás tratando, ¿por qué no nos dices tu nombre?
Oh no, oh no, oh no. Piensa rápido, Zoe, piensa rápido, por Dios.
Escupió el primer nombre que se le vino a la mente.
-Marilyn Taylor.-¿Marilyn Taylor? ¿De dónde había salido eso?
Stan bufó.
-Ese no es su verdadero-
La alegre exclamación de Fersmoth lo interrumpió.
-¡Una Taylor! ¿Cómo están tus padres, Marilyn?
Otro golpe en el estómago para Zoe, esta vez acompañado de esquirlas de hielo danzando en su interior. ¿Podía Fersmoth ser tan fácil de engañar?
Sospechaba que no.

En absoluto.

2 comentarios:

  1. Más bien, creo que esa fue para engañarla a ella, él no se la ha creído del todo...
    Ah, maldita sea, muero por seguir elyendo*-*

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