viernes, 12 de diciembre de 2014

Caótica Sinfonía, Capítulo Diecisiete: Sabes que tienes la razón.


“Estoy tan cálido y calmado dentro
Ya no tengo que esconderme
Hablemos de alguien más
Humeando pronto, empieza a montar
Nada la molesta de verdad
Sólo quiere amarse a sí misma.
No me moveré de acá
No le temerás al miedo
Ni un pensamiento fue puesto en esto
Siempre supe que llegaría a esto
Las cosas nunca han sido tan estupendas
Y yo nunca he fallado al sentir
Dolor.”
-You Know You’re Right, Nirvana.
-Um.-dijo Zhack en voz baja-. ¿Se supone que alguien sea capaz de dormirse tan rápido?
Stan echó una mirada al suelo, donde Zoe estaba enrollada como un camarón, profundamente dormida, con Zhack y él observándola a ambos lados.
-No…
-Aunque, pensándolo bien, ¿cuándo ha hecho algo que se supone que debe hacer?
Stan se encogió de hombros.
-Bueno, se supone que debe respirar.
Zhack presionó los labios.
-Tienes un punto.
-Em…-Stan bostezó, rascándose la nuca-. ¿Vamos a quedarnos aquí parados observándola o vamos a hacer algo productivo, como, digamos, dormir también?
Pero Zhack ya no le prestaba atención, optando en vez de eso por examinar la cueva a donde habían ido a parar. Las paredes eran de piedra rojiza, decoradas por aleatorios puntos brillantes que la asemejaban al cielo estrellado. Grandes estalactitas y estalagmitas surgían de todas partes, pero en vez de ser roca eran cristalinas, y parecían tener todo un ecosistema en su interior.
Zhack pegó la nariz a una de ellas como si fuera una vitrina y él un niño pequeño.
Sus ojos se volvieron enormes, y el aire escapó de sus labios rápido como una brisa.
Dentro de la estalagmita a la que se asomaba parecía haber algo similar a gelatina, como agua, y en ella flotaban-¿o nadaban?-pequeñas criaturitas semejantes a hadas. Eran minúsculas, como pirañas, de cuerpos claros y delicados con una mata de pelo verde corto en la cabeza. Sus ojillos púrpuras ocupaban la mayor parte de sus rostros, y de sus rojas bocas-tan pequeñas como un punto-sobresalían un par de blancos colmillos. A pesar de vivir en esa extraña agua/gelatina, todas tenían un par de alas delicadas en las espaldas.
-Hey Zhack-
-Hey Stan-
Ambos se miraron el uno al otro, un poco asustados por haberse llamado al mismo tiempo.
-Ehhh…
-Ahhh…
-Em, no podemos quedarnos dormidos mientras Zoe duerme también, así que uno de nosotros tiene que vigilar.
Zhack sintió que todo el cansancio se le venía encima. Se sentía tentado a usar la estalagmita de las criaturas extrañas como almohada.
-¿Rocas?-le preguntó a Stan.
-Rocas.

Pica.
-Psst.
Pica.
-Hey, Zoe.
Pica.
-PSSST.
Pica.
-¿De verdad crees que despertarla sea una buena idea? Quiero vivir.
Pica.
-Duerme como una roca.
Pica.
-¡¡¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOEE!!!
Un grito agudísimo salió de la boca de la chica, quien se levantó como un ninja, pateando a quien sea que osó despertarla y torciéndole el brazo hasta estar encima de él, con ambas manos apretando su garganta.
Se topó con los enormes, púrpuras y muy asustados ojos de Zhack Sin Apellido.
-QUÉ. ¡¿DIABLOS HACES DESPERTÁNDOME?!-rugió, ojos ardiendo.
El olor a humo y ropa quemada comenzó a hacerse potente, y Stan casi rodó en el suelo de la risa.
-¡Te dije que gritar sería peor!-se burló.
La cabeza de Zoe giró hacia Stan, perturbadoramente similar a la de un búho. Sus ojos brillaban como carbones encendidos.
-QUÉ. DIJISTE.
La risa se fue de inmediato. Stan palideció.
Y entonces fue Zhack el que se dobló de la risa, pues las manos de Zoe, a pesar de arder, se habían aflojado lo suficiente para permitírselo.
-¡JA!-resolló-. ¡Tú tuviste la idea, no te hagas!
De la nada, ambos Stan y Zhack eran sostenidos contra el suelo, una furibunda Zoe apretando sus gargantas. Su toque era incómodo, como tocar un carbón.
-¡MÁS LES VALE TENER UNA BUENA EXPLICACIÓN PARA SUS ACCIONES!
-Necesitamos rocas.-resolló Stan.
Era gracioso cómo ambos hombres estaban mirándola, muertos de miedo. Zoe frunció el ceño, aflojando un poco su agarre.
-¿Rocas?
Zhack saltó ante la oportunidad.
-¡Sí!-exclamó, con quizá demasiado entusiasmo-. Necesitamos energía de manera fácil y rápida, y encontramos rocas bastante buenas en una especie de poza al fondo de la cueva, pero ninguno de nosotros las alcanza y pensamos que tal vez tú podrías-
-Alto.
Él se calló obedientemente.
-¿A que te refieres poniendo “energía” y “rocas” en la misma frase?
Stan intentó con todas sus fuerzas no reírse, mientras que Zhack sólo le lanzó una mirada confundida a la chica.
-Eh… ¿a sorber su energía?-sonó como una pregunta, y los ojos de Zoe se volvieron peligrosamente grandes.
-CÓMO, ¡¿COMER ROCAS?!
Stan explotó en ruidosas carcajadas.
-¿Sí? ¿Nos vas a ayudar?
Zoe estaba arrugando su nariz con asco, lo que de la nada distrajo a Zhack con pensamientos sobre adorabilidad y lindura. ¿Qué rayos?
-Puaj. ¿En serio comen rocas?
-¡Él lo hace!-soltó Stan entre carcajadas, y Zhack lo golpeó.
-¡Tú también!
-¡¿ME PUEDEN EXPLICAR CÓMO DIABLOS VAN A HACER ESO SIN ROMPERSE LOS DIENTES?!-demandó Zoe, impaciente.
-Ah, sí, es como… ¿sorber su energía? ¿Como una bebida?
La cara de Zoe se contorsionaba cada vez más, llevándose la concentración de Zhack con ella. Estaba cansado y eso le hacía bajar las defensas, sumando a Zoe, acabó flotando en un delirante mar de admiración y extraños impulsos.
-Puaj.
-¿Nos vas a ayudar entonces?
Aún asqueada, la chica se levantó. Y entonces su cerebro procesó lo que estaba a su alrededor, y corrió como una pequeña a pegar su rostro en el exacto punto y la exacta manera de la exacta estalagmita en la que Zhack había pegado su rostro antes, y él lo notó. Una ridícula sonrisa iluminó su rostro.
-Oh por Dios.-jadeó Zoe.
Stan ya se había recuperado de su ataque de risa, un tanto delirante y sin saber cómo rayos seguía despierto. Trastabilló hacia ella.
-¿Sabes qué son?
Ella separó su rostro de la estalagmita un poco, radiante y prácticamente saltando de la emoción.
-¡Oh por Dios! ¡Nunca creí que iba a verlas en mi vida! ¡A Bram le va a…!-su sonrisa se desvaneció tan rápido como vino, destrozada por una profunda tristeza.-A Bram le hubiera encantado.-susurró.
Su hermano adoraba la mitología, algo extraño considerando su seria personalidad. Las duendecillas de sombra eran una curiosidad regalo del Apocalipsis, y sus favoritas.
Ay.
Zoe sintió una mano en su cintura, confortadora y electrificante. Casi saltó, pero ella se sentía demasiado triste y la mano de Zhack demasiado bien para hacerlo.
-¿Nos podrías contar… qué le pasó a tu hermano?-preguntó con voz suave.
No no no no no no no no
-Está muerto.-soltó Zoe con voz ahogada. Era lo único que podía decir, y aún así la destrozaba de nuevo y de nuevo y de nuevo-. Eh, ¿iremos a cazar rocas o no?
Con un silencioso asentimiento, Zhack la guió hacia la poza al final de la cueva. El agua era de un bizarro azul eléctrico, como si estuviera iluminada por dentro, y Stan estuvo a punto de decirle a Zhack que se volteara para que la chica pudiera nadar cómodamente cuando ella saltó al agua, completamente vestida. Su cuerpo era lo suficientemente menudo y delgado para moverse con libertad en un espacio donde Zhack o Stan sólo hubieran podido estar parados.
-¿Cuáles quieren?-preguntó, ni un rastro de tristeza en su voz.
Stan se las señaló, y ella se sumegió. Estaba helada, ridículamente helada, y para cuando salió, con cinco rocas en las manos, su piel estaba pálida y sus labios azules. Todo su cuerpo titiritaba.
Tiró la mayoría de las rocas al suelo, pero una se pegó a su mano. Su piel comenzaba a sentirse más helada, y escarcha comenzaba a salir de la extraña roca blanca como un cuarzo cristal y cubrirla. Stan se la arrancó-
-¡Au!
-y Zhack la sacó de la poza, empapándose e intentando hacerla entrar en calor. Stan no lograba prestarles atención. Sus ojos estaban fijos en la extraña roca helada que sostenía en la mano. Parecía que la nieve caía en su interior.

El frío se extendió por todo su cuerpo.

1 comentario:

  1. Por un momento pensé que la roca no sé, ¿la cogelaria? O que temrinaria todo de una forma tragica, es que te conozco pequeñina, y amas hacerme sufrir con respecto a tu novela:( Y ahhhh Zhack, tan perfecto♥♥♥

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